UC - Críticas
País: España. |
AFRONTANDO LA VIDA
"Entre Esquelas" es un interesante, aunque parcialmente fallido, drama intimista que llega a nuestra carterlera casi con cuatro años de retraso, aprovechando el tirón mediático del televisivo Álex García. Desconozco en el momento de escribir estas líneas si en todo este tiempo se ha modificado o remontado el material que se presentó en la 12ª edición del Festival de Málaga, donde tuve la ocasión de verla y donde en su sección Zonazine se alzó con los Premios del Público y de Guión Novel, así que esta crítica se ciñe a ese visionado.
SINOPSIS: Víctor Heras (Álex García) es un joven periodista que trabaja para un periódico escribiendo necrológicas y diversos artículos de sociedad. Aunque él, en realidad, sueña con ser escritor. Un día, descubre una esquela publicada con su propia firma y decide ir al entierro. Allí conocerá a una misteriosa mujer: María Buccetti (Marisol Membrillo), una famosa actriz de cine y teatro que ha decidido retirarse de los escenarios con una última obra, “Fedra”. Desde ese mismo instante, una extraña atracción hará que Víctor quiera saber más sobre ella.
"Entre Esquelas" da una primera impresión de ser una película pequeñita, grabada en vídeo digital por gente casi amateur, pero con buenas intenciones y mucha ilusión por sacar adelante un proyecto, lo que te coloca en situación de cercanía. Sorprende cuando se conoce que ha costado más de lo que aparenta y que la copia final es en 35 mm., es entonces cuando ese atisbo de comprensión por los fallos latentes en una primera obra desaparece y se vuelven imperdonables errores garrafales que hay en el tratamiento de la luz en algunas de las escenas, por ejemplo.
El planteamiento de la historia es interesante y pese a contar con algunos momentos muertos, la película funciona, especialmente gracias a la fantástica aportación de la actriz Marisol Membrillo como esa actriz enferma que llena de matices su interpretación y logra la credibilidad que los fallos técnicos antes aludidos te hacen olvidar en determinados momentos. Pero todo no puede ser bueno, y el guión en su parte final tiene un giro dramático y sorpresa incluída que destruye la sutileza de todo lo visto hasta ese punto, un giro innecesario que pone cuesta arriba el tercer acto del film restándole todo el interés que tenía la historia. Curiosamente es en ese punto donde Adán Martín, el director, parece perder el pulso en algunas secuencias como el propio clímax o el prescindible epílogo en la playa. Una pena que algo que bien empieza acabe estropeándose, aunque confiamos en que son cosas que se pueden pulir y mejorar en próximos proyectos.
